COMPROBADO: El regreso del sarampión, consecuencia directa del movimiento antivacunas

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El sarampión ataca de nuevo…


El sarampión es una enfermedad infecciosa y altamente contagiosa, causante de la muerte de más de 2 millones de personas alrededor del mundo en la década de los setenta.


Hace tan solo dos años, en 2016, la directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Clarissa F. Etienne, anunciaba con bombo y platillo que América Latina era la primera región del mundo en erradicar el sarampión.

Sin embargo, en 2017, un año después de la declaración de la OPS, junto con Canadá y Estados Unidos, Argentina y Venezuela notificaron casos confirmados de esta enfermedad.

De acuerdo a una actualización epidemiológica que conjuntamente han realizado la OPS y la Organización Mundial de la Salud (OMS), en los primeros meses de 2018, ya son 8 los países que han reportado casos confirmados de esta enfermedad: Antigua y Barbuda, Brasil, Canadá, Estados Unidos, Guatemala, México, Perú y Venezuela.

En 2017, la OMS registró 21,315 casos y 35 defunciones de sarampión tan solo en Europa, 400% más que el año anterior (con 5,273 casos).

En el caso de Europa, durante ese 2017, los países más afectados en Europa fueron Italia (4,803) y Rumania (4,487).

Las cifras anteriormente citadas, no hacen más que confirmar una tendencia a la resistencia de las vacunas por parte de los padres (padres antivacunas).

Estas cabezas de familia están convencidos de que la vacunación puede ser responsable de autismo, de infertilidad (o esterilidad), y de contravenir lo que sus creencias religiosas dictan, provocando a la naturaleza, por considerar que una vacuna es una intromisión y ataque al sistema natural del cuerpo humano.

Movimiento Antivacunas

sarampiónEl retroceso observado en los últimos años en cuanto a los logros conseguidos en la erradicación de enfermedades virales como el sarampión, tiene sus orígenes en los movimientos antivacunas.

Este movimiento ha generado tal controversia, que se ha convertido también en un tema recurrente en series y películas en las que el tema central es la batalla y confrontación entre el aparato judicial y la “libre” determinación de los padres de impedir que los hijos sean vacunados (La Ley el Orden, Chicago Med, etc.).

Si bien la vacunación representa uno de los diez mayores logros de la salud pública durante el siglo XX, también es cierto que sus detractores se han manifestado en su contra desde el inicio de esta práctica.

A finales del siglo XIX, Estados Unidos implementó las primeras campañas de vacunación, pero paralelamente a este hecho, aparecieron los primeros movimientos organizados para impedirlo.

Un resumen del Cochrane Library (prestigiosa colección de bases de datos sobre ensayos clínicos controlados en medicina y otra áreas de la salud relacionadas con la información), señala: “El sarampión, las paperas y la rubéola son tres enfermedades infecciosas muy peligrosas que causan una gran enfermedad, discapacidad, y la carga de la muerte en el mundo en desarrollo. 

“Los investigadores del campo de vacunas Cochrane -continúa el resumen-, revisaron 139 estudios realizados para evaluar los efectos de la vacuna combinada viva, atenuada para prevenir el sarampión, las paperas y la rubéola (MMR) en los niños. La MMR protege a los niños contra las infecciones de las vías aéreas superiores, pero muy raramente puede causar una forma benigna de sangrado debajo de la piel y formas más leves de sarampión, paperas y rubéola. No se encontraron pruebas creíbles de una participación de MMR con autismo o enfermedad de Crohn (…) el impacto de la inmunización masiva en la eliminación de las enfermedades se ha demostrado en todo el mundo”.

Sin embargo, The Journal of Pediatric Pharmacology and Therapeutics, publicó desde 2016 un artículo en relación al rechazo de los padres a las vacunas y en el que analiza las razones de esta decisión.

Según la investigación, se mencionan 4 categorías generales:

  • Motivos religiosos
  • Creencias personales o filosóficas
  • Preocupaciones de seguridad
  • Demanda de mayor información por parte de los proveedores de servicios de salud. 

Pero esto no es una tendencia reciente, a finales del siglo XX, el médico británico Andrew Wakefield alegó que la vacuna no se había probado adecuadamente antes de utilizarla y la asoció con el autismo.

La noticia se esparció en los medios y despertó la confusión y el temor por su uso.

Cortesía: psicosaludtenerife.com

Los medios se apropiaron de estas historias, provocando el miedo del público y la desconfianza sobre la seguridad de la vacuna.

Finalmente, el Consejo Médico General del Reino Unido, descubrió que una junta legal le había pagado a Wakefield para indagar si había pruebas que sostuvieran un litigio convocado por padres de familia que creían que la vacuna había perjudicado a sus hijos. En enero de 2011, fueron publicadas pruebas de que Wakefield había cometido un fraude científico al falsificar datos, esperando una retribución por sus “investigaciones”.

El Centro de Control y Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos, (CDC por sus siglas en inglés), señala que el sarampión endémico fue erradicad desde el año 2000, y que solo un 2% de la población en edad preescolar no ha sido vacunada en el último par de años.

El CDC, según un artículo publicado por El Tiempo (enero 2018), asegura que: “uno de cada mil niños infectados morirá en Estados Unidos; entre las recientes epidemias de sarampión figura una en la comunidad Amish en Ohio en 2014 con 383 casos.

«En 2015, 118 personas fueron infectadas en todo el país y las autoridades sanitarias piensan que la infección se originó con un visitante enfermo al parque de diversiones de Disneylandia en California”.

El sigilo con el que algunos países o dependencias afrontan esta situación, es justamente la responsable de la proliferación de infecciones tales como el sarampión.

En el caso de la epidemia ya mencionada en Disneylandia, en los Estados Unidos, provocó que las leyes del estado cambiaran sus leyes, y hoy solo se permite la excepción de vacunación para niños escolarizados por razones médicas, aumentando la tasa de vacunación en menores.

Sin embargo, la opción de no aplicar la vacunación a pequeños por razones personales, morales y religiosas, prevalece aun en 18 estados de la Unión Americana.

Otro caso digno de mención es el de Teresa Forcades, promotora de una serie de pseudomedicinas, visiones conspiracionales, atentados a la razón y aseveraciones peligrosas como tratamientos “milagrosos”, que van mucho más allá del simple antivacunismo selectivo que tanto crédito tiene en la España del siglo XXI (con funestos resultados en ese país).

¿Cómo minimizar esta tendencia antivacunas?

Se entiende que los padres son los principales responsables directos de ofrecer a sus hijos los beneficios que les son inalienables.

En especial la educación y la salud, porque –idealmente-, ellos saben mejor que nadie lo que al menor conviene, sin embargo, cuando las creencias y convicciones afectan a terceros, como sucede en una epidemia, los motivos de sus decisiones deberían quedar en segundo plano.

Es aquí cuando, más allá del inicio de una apelación legal en el cambio de las leyes, surgen los médicos

Ellos son quienes, al abogar por el mejor interés de aquellos quienes sin ser sus hijos, pueden lograr un cambio de actitud de los padres en beneficio de los menores.

¿Cómo convencer a los padres antivacunas de vacunar a sus hijos?

Erradicar la idea del pensamiento negativo de la vacunación de padres convencidos a través de años no es sencillo. Aquí algunas consideraciones:

  • Recordarles el caso de desinformación en el que incurrió Andrew Wakefield, a quien incluso se le prohibió tratar pacientes en Inglaterra.
  • Apelar al consenso entre los científicos. Un documento de 2015 en BMC Public Health, mostró que decirles a los padres que «el 90% de los científicos médicos están de acuerdo en que las vacunas son seguras y que todos los padres deben vacunar a sus hijos» redujo significativamente su preocupación
  • Cornelia Betsch, psicóloga de la Universidad de Erfurt en Alemania, ha explorado el poder de decirle a los padres que su elección podría dañar a los niños de otras personas, ya que los datos confirman que un llamamiento a la inmunidad colectiva es especialmente importante en las sociedades individualistas.
  • En los Estados Unidos, para enviar a un niño no vacunado a la escuela, los padres deben obtener una exención por razones médicas, religiosas o filosóficas.
  • De acuerdo con un estudio publicado recientemente, los estados donde ese proceso es más difícil tuvieron mayores tasas de vacunación
  • Será más probable que asistan a las sesiones de vacunación si se les notifica de sesiones de trabajo, al igual que el resto de la gente.
  • Hacerles notar que los tiempos de espera son razonables y los servicios se ofrecen gratuitamente, especialmente por los profesionales de la salud con una actitud acogedora.
  • Realizar planes de comunicación locales para disipar los temores y abordar la indecisión ante las vacunas.