¿Síndrome de asperger y autismo son lo mismo?

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sindrome de Asperger

¿Hay alguna diferencia entre asperger y autismo?, sí.

¿Son lo mismo?, no, y te explico por qué:

El síndrome de Asperger es uno de los varios subtipos de autismo que se incluían inicialmente en el diagnóstico único de trastorno del espectro autista (TEA).


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A partir de la publicación del manual de diagnóstico DSM-V, creado en 2013, actualmente vigente, y que los profesionales de la conducta conocen como “La Biblia de los Psicólogos”, el síndrome de Asperger se ha diferenciado ya del autismo.

Son sin duda dos trastornos muy parecidos, por lo que convendría detallar sus características…

Entendiendo el síndrome de Asperger

Anteriormente, el síndrome de Asperger se consideraba en el extremo de «alto funcionamiento» dentro del espectro autista.

Los niños y adultos afectados tienen dificultades con las interacciones sociales y exhiben un rango restringido de intereses o comportamientos repetitivos.


Se estima que dos de cada 10,000 niños tienen el trastorno de Asperger.  Los varones tienen tres a cuatro veces más probabilidades que las niñas de tenerlo. 


Quienes sufren síndrome de Asperger no tienen retrasos o dificultades significativas en el lenguaje o el desarrollo cognitivo. De ahí su dificultad de un diagnóstico certero.

Algunos incluso demuestran un vocabulario precoz, a menudo en un campo altamente especializado, lo cual es realmente de llamar la atención.

Seguramente recordarás el personaje que interpreta Dustin Hoffman en la película Rain Man, de 1988, dirigida por Barry Levinson.

Raymond Babbit, el personaje central de la historia, está inspirado en Kim Peek, diagnosticado en su juventud con síndrome de Asperger. Peek leyó más de 12 mil libros y poseía memoria eidética, también conocida como memoria fotográfica.

Entendiendo el síndrome o trastorno de espectro autista

Aunque el TEA es un trastorno cuyo origen es aún desconocido, se sabe que está ligado a cuestiones anormales biológicas y químicas en el cerebro, donde se estima que existe un fuerte origen genético o hereditario, aunque algunos investigadores creen que la causa principal proviene del daño en una región específica del cerebro, la amígdala, ubicada en el sistema límbico, donde se localizan los instintos humanos.


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Autism Speaks, la organización de defensa del autismo en los Estados Unidos, señala que tanto el síndrome de Asperger como el TEA, son dos diagnósticos separados que subsisten, aunque su razón de ser ha sido motivo de un continuo debate.

Diferencias entre autismo y asperger

Estarás de acuerdo que, cuando la ciencia no puede ponerse de acuerdo en la definición correcta y específica del origen de ciertos padecimientos, se torna difícil su categorización y, especialmente, las directrices de tratamiento.

El autismo fue descrito por primera vez por Leo Kanner, en 1943, cuando estudió a 11 niños que parecían relacionarse mejor con los objetos que con las personas.

Kanner señaló que, si estos niños eventualmente desarrollaban habilidades del lenguaje, probablemente se caracterizarían por presentar ecolalia, que se caracteriza de la repetición de palabras o sílabas, y referirse a sí mismos como otros se refieren a ellos; una especie de despersonalización.

Un año después de que Kanner definiera el autismo, Hans Asperger publicó una descripción de niños con la afección llamada «psicopatología autista».  

La describió como “una falta de empatía, escasa habilidad para entablar amistad, conversaciones con uno mismo, fijación intensa hacia un determinado asunto, y movimientos torpes».

En comparación con el autismo clásico, las personas con Asperger tienen coeficientes intelectuales que caen en el rango normal o incluso superior. Las personas con autismo suelen tener menor inteligencia ante evaluaciones estandarizadas.

Otra de las diferencias es el habla. Las personas con autismo normalmente no desarrollan las habilidades normales para usar los sonidos y el lenguaje como medio de comunicación, mientras que el habla de los que sufren de Asperger se halla intacta.

Tal vez comprenda las sutilezas del lenguaje, como el humor, pero su capacidad para hablar está intacta, mientras que ese no es el caso en el autismo.

Una tercera diferencia es la edad de detección. Típicamente, el síndrome de Asperger es notorio cuando en la primera etapa escolar del niño y sus dificultades con la socialización se vuelven más aparentes, mientras que el autismo es generalmente observable a los dos años de edad, o incluso antes, cuando se percibe la persistente falta de involucro con las personas.

Conclusión

Asperger o autismo, ambas condiciones delimitan un estilo de vida que no se parece en nada a lo que tú y yo conocemos como “normal”.

Quizá la parte más confusa es aquella donde el Asperger y el llamada autismo de alto funcionamiento (AAF) comparten ciertas características por su “funcionalidad” pero, aun así, el debate de sus especificaciones y características no acaba de ser totalmente claro.

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